Cómo empezó todo

“Me encantó desde el primer momento. Nos conocimos pero parecía que nuestras almas ya eran viejas conocidas. Y así… todo fluyó y terminé profundamente enamorado de lo extraordinaria mujer que era. Me hizo sentir que el amor era un sentimiento real, que la realidad parecía más un sueño y si hubiese soñado en una mujer perfecta se quedaba muy corta en comparación a ella. “

— Andrés

“Contigo entendí que el amor no siempre sigue la lógica. Me hiciste sentir que todo era posible: unicornios, lunas rosas… fantasías que cobraron sentido. Y si pudiera describirte con un sonido, serías ese jazz que me atraviesa el alma y nunca deja de sonar en mí.”

— Jenny

Andrés y Jenny

Luego llegó ese encuentro tan esperado. Y fue ahí, en ese instante suspendido en el tiempo, donde comenzamos a ser testigos de esa magia que uno solo ve en las películas o escucha en cuentos de hadas. Donde el corazón supera la razón, y el amor puro empieza a florecer. Andrés y Ben conectaron de la forma más tierna, natural y poderosa que alguien pudiera imaginar. Fue ahí donde ya no hubo marcha atrás. Un sentimiento nuevo se sumó a nuestras vidas, y desde entonces, pusimos toda nuestra energía en dárnoslo todo.

En este capítulo, nuestra odisea a distancia duró seis meses. Vuelos iban y venían cada quince días; llamadas y mensajes interminables mezclaban melancolía y esperanza, ganas infinitas y planes de vida. Contábamos los días para el próximo abrazo, dándonos todo el amor posible entre cada despedida.

Hasta que decidimos que el amor no podía seguir esperando. Que ese sufrimiento no era sostenible. Que queríamos, más que nada en este mundo, emprender la vida juntos. Y así, entre un plan premeditado, una pandemia inesperada y unas ganas absurdas, terminamos viviendo juntos más rápido de lo planeado. Fue uno de los momentos más hermosos de nuestras vidas: conocernos, aprendernos, y vivir una historia que desafía toda lógica. Sin miedos ni dudas, comenzamos a construir algo más grande que una relación: una tribu.

Pero nuestra historia no estaba escrita solo para ser tres… Estábamos destinados a formar un cuarteto. Con la llegada de Amaia, el universo nos recordó que la vida es equilibrio, amor, constancia, ganas y aprendizaje. Todos los astros se alinearon para sellar el conjuro perfecto, complementando esa energía que trasciende lo inexplicable. Otra pequeña matriarca llegó a completar nuestra hermosa tribu.

— “Un conjuro perfecto: escrito en las estrellas, sellado con amor y pasión.”

Nuestra historia comenzó con una app —moderna herramienta del destino—, uniéndonos por lo que algunos llaman casualidad, otros destino… o simplemente coincidencia. El universo haciendo lo suyo. Y desde ese primer like, todo empezó como magia pura.

Los mensajes comenzaron a ir y venir. La sincronicidad ocurrió. Andrés decidió venir a Costa Rica, y yo decidí conocerlo en persona. Un 3 de octubre de 2019, desde ese primer “hola”, fue como si ya nos conociéramos desde siempre. Las risas, las confesiones, las historias… todo fluyó sin esfuerzo. Entre acordes de calipso y miradas largas, diseñamos nuestras vacaciones y uno que otro plan inesperado.

Empezamos a tejer sueños al compás de un futuro. Esa noche marcó nuestra primera impresión, y el beso dentro del ascensor dejó sembrada una linda ilusión.

Vino esa segunda cita, porque simplemente tenía que haber una segunda vez. La noche se quedó corta. Nos encantamos un poquito más, y al despedirnos dejamos abierta la puerta con un silencioso: “quiero volver a verte, por favor”.

Y así empezó esta aventura. La conexión era tan fuerte que no importaban los miles de kilómetros que nos separaban. Las llamadas se volvieron infinitas, y los mensajes, llenos de amor e impaciencia, vibraban con emoción.

Y lo demás… es historia conocida.

Una pareja hermosa que comenzó su historia al revés… ¡pero con ritmo, corazón y alma!

Hoy son mejores amigos, almas gemelas, compañeros de aventuras, socios de vida, padres entregados y cómplices en esta maravillosa y caótica travesía que llamamos vida.

Cada reto los acercó. Cada alegría los hizo más fuertes. Y ese amor, elegido una y otra vez, es su decisión más valiente, su forma más auténtica de vivir, y su acto de magia más poderoso.

Porque la verdad es sencilla: no hay receta mágica ni forma perfecta de hacer las cosas. Pero cuando hay amor, intención, propósito y muchas ganas…todo fluye, como por arte de magia, en este universo que - definitivamente- sí sabe de amor.